sábado, 16 de octubre de 2010

Ciudad


Cuenta la leyenda que yendo en dirección a Poitiers con su ejército, Juana de Arco encontró -en el medio del camino- un niño que jugaba con tierra y ramas secas.
-¿Qué es lo que haces? -preguntó Juana de Arco.
-¿No ves? -respondió el niño. - Esto es una ciudad.
- Muy bien -dijo ella. -Ahora, por favor, sal del medio del camino, que necesito pasar con mis hombres.
El niño se levantó, irritado, y se puso delante de ella.
- Una ciudad no se mueve. Un ejército puede destruirla, pero no se moverá de su lugar.
Sonriendo ante la determinación del muchacho, Juana de Arco le ordenó a su ejército que saliese del camino y que pasase por el costado de la "construcción".




Este curso, que espero sea mi último año, va a ser (y ya lo está siendo) duro, por muchas cosas. Sin embargo, al igual que la ciudad, intentaré resistir cada envite y no cederé en mi determinación, fuerza y sentido del deber. Es tiempo de tomárselo en serio, y aprovechar al máximo estos últimos meses que me quedan para formarme antes de dar un largo y desconocido paso hacia el mundo laboral...


Manos a la obra!