martes, 28 de octubre de 2008

Primer Cap

El 13 de mayo es el día de peor suerte del año. Las cosas serán infinitamente peor si da la casualidad de que cae en viernes. Sin embargo, ese año era lunes y eso bastaba, aunque Martin no era supersticioso y habría emprendido cualquier empresa importante el 13 de mayo o habría subido a un avión sin ningún escrúpulo.

Por la mañana encontró una pistola en la cartera que su hijo llevaba al colegio. Actualmente se le llama mochila, pero se trataba de una cartera de mano. La pistola se encontraba entre un montón de libros de texto, manoseadas libretas, papel arrugado y un par de calcetines de deporte, y por un terrible instante Martin creyó que era de verdad. Durante unos quince segundos pensó que Kevin se hallaba realmente en posesión del revólver más grande que él jamás había visto, aunque de un tipo que
no era capaz de identificar.

Reconocer que se trataba de una reproducción no le impidió confiscarlo.
-Puedes despedirte de esta pistola, te lo prometo -anunció a su hijo.
Este descubrimiento se produjo en el coche de Martin poco antes de las nueve de la mañana del lunes 13 de mayo, camino de la escuela de Kingsmarkham. La cartera de Kevin, mal cerrada, se había caído del asiento trasero y parte de su contenido se había esparcido en el suelo. Kevin contempló con aire triste y en silencio a su padre meterse en el bolsillo del impermeable la pistola de juguete.Ante la puerta del colegio, bajó del coche diciendo adiós sin apenas mover los labios y sin mirar
atrás.

Éste fue el primer eslabón de una cadena de acontecimientos que acabaría en cinco muertes. Si Martin hubiera encontrado la pistola antes y Kevin hubiera ido al colegio solo, nada de ello habría sucedido. A menos que se crea en la predestinación y el destino. A menos que se crea que los días de uno están contados. Si uno puede imaginárselo, si uno puede percibirlos numerados al revés, de la muerte al nacimiento, Martin había llegado al Día Uno. El lunes, 13 de mayo.