miércoles, 26 de mayo de 2010

Parece mentira...


Parece mentira, pero es verdad. Tengo miedo a que esto se desmorone, algo falle o me despierte y vea que era sólo un sueño. Nunca pensé que la felicidad pudiera dar tanta inseguridad, yo que siempre había deseado que todo fuera perfecto...


Estoy en una época muy dulce, demasiado buena diría yo, en la que todo sale bien. Y por eso me asusto. Siento que todo está en un precario equilibrio, como aquella torre de latas...


He recuperado una amistad importante para mí, que di por perdida y que me ha hecho volver a sonreír. He vuelto a ver a un amigo, y así me he dado cuenta de que puedo contar con él de verdad. He conservado a mis amigas de siempre (quizás se puede decir que también las he recuperado) y he conseguido otra, que sé que durará para siempre. He conseguido tener una estabilidad familiar que hace años me parecía imposible. Sigo estando con el chico más maravilloso del mundo.


Soy COMPLETAMENTE FELIZ. Y creo que nunca me había sentido así. Por ello ese recelo está bien instalado, porque me atemoriza presentir que todo no puede ser tan maravilloso por siempre. Que en algún momento vendrá la tormenta y me arrebatará algo, algo importante.


El tema de los estudios (aunque importante por supuesto) ahora mismo está en un segundo plano, o será que mi alegría eclipsa esa preocupación...


En fin, ojalá esta felicidad durara para siempre. Ojalá no se vaya, como una pluma movida por la más leve caricia de aire. Ojalá no pierda nada de lo que tengo ahora y que tanta suerte he tenido de conseguir....